10 sept 2012

Había una vez una princesa que quería elegir un novio que sea digno de ella, que la ame verdaderamente. Entonces puso una condición; elegiría novio entre todos aquellos que fueran capases de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía sin separarse ni un día de ese muro.
Se presentaron unos cientos, centenares, miles de pretendiente a la corona real. Pero claro, al primer frío la
mitad se fue. Cuando empezaron los calores se fue la mitad de la otra mitad. Cuando empezaron a gastarse lo cojines, a acabarse la comida la mitad de la mitad de la mitad también se fue. Finalmente cuando entro Diciembre y otra vez empezaron los fríos había quedado solamente un joven. Todos los demás se habían ido, cansados, aburridos, pensando que ningún amor valía la pena. Solamente un joven, que había adorado a la princesa desde siempre, estaba allí, anclado a esa pared, esperando pacientemente a que fueran los 365 días. La princesa, que había despreciado a todos, cuando vio que este muchacho se quedaba, y se quedaba, empezó a mirarlo y a pensar que quizás ese hombre la quería de verdad. Lo había espiado en Octubre, había pasado frente a él en Noviembre, y en Diciembre, disfrazada de campesina, le había dejado un poco de agua y de comida, lo había visto a los ojos y se había dado cuenta de su mirada sincera.
Así fue que la princesa le dijo al rey: ‘Papá, creo que finalmente vas a tener un casamiento, que finalmente vas a tener nietos. Este hombre de verdad me quiere’. El rey se puso contento y comenzó a preparar todas las cosas para la boda. Y le había hecho saber por medio de la guardia al joven que el primero de Enero, cuando se cumplieran los 365 días, lo esperaba en el palacio porque quería hablar con él. Todo estaba armado, el pueblo estaba contento, todo el mundo esperaba ansiosamente el primero de Enero.
El 31 de Diciembre a la noche, después de 364 noches, el joven se levanto del muro y se fue. No pudo quedarse a cumplir, aunque ya había pasado todo ese tiempo allí. Él fue hasta su casa, y fue a ver a su madre, y su madre le dijo: ‘Hijo, querías tanto a la princesa, estuviste ahí 365 días y 364 noche y el ultimo día te fuiste, no pudiste aguantar un día más?’ Y el joven le dijo: ‘Sabes que madre, me enteré que me había visto, me enteré que me había elegido, me enteré que le había dicho a su padre que se iba a casar conmigo y a pesar de eso no fue capaz de evitarme una sola noche de dolor. Pudiéndolo hacer no pudo evitarme una sola noche de sufrimiento. Alguien que no puede evitarme una noche de sufrimiento no merece de mi amor’
‘Cuando tú estás en una relación y te das cuenta que pudiendo evitar una migaja de sufrimiento, el otro no lo hace, es porque todo se terminó.’

Jorge Bucay


3 comentarios:

Un punk ignorante dijo...

Muy bueno el blog, te dejo el mio

http://cordurainsana.blogspot.com.ar/

Nos leemos, saludos

Victoria dijo...

Me encanto esta entrada. Amo como escribis, y el diseño del blog! Me voy a pasar por aca muy seguido. Gracias por comentar, de verdad no estuve muy pendiente de mi blog estas semanas, pero me pone feliz que haya gente que le importe. Un beso linda!

Unknown dijo...

Me encanta me encanta me encanta esta historia, me gustaría ponerla en mi blog, dejando un enlace del tuyo claro.
He leído algunas entradas y me gusta como escribes un beso .)

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